Otra tarde de 'Amor redentor'


Hoy no pude evitar seguir leyendo 'Amor redentor'. Pero ya hay cosas que me molestan. Sin embargo, esas molestias no son estorbo para la lectura. Es decir, no por esos detalles se hace aburrida la historia o algo parecido, sino que, más bien, me involucré tanto con el libro que las pequeñas fisuras me importan. Un de ellas es el hecho de que Ángela sea terriblemente terca y esté tan sumergida en el dolor que a toda hora esté huyendo; es desgastante y no sé cómo Miguel lo puede soportar. La verdad no creo que exista un ser humano así, ni hombre ni mujer, tan perdonador, al extremo; tan paciente y que soporte tantos desplantes. Eso provoca que sienta algo de fastidio por ambos personajes, que lleven sus sentimientos y personalidades tan al extremo, aunque también cabe recalcar que tienen matices; es decir, Ángela tiene destellos de ternura y Miguel tiene arranques de rabia. Sin embargo, no sé por qué me resulta tan empalagoso, pero no del todo como para dejar la lectura.

Por otro lado, me gustaría haber encontrado más precisión en el nombre de la esposa de José: Meribá. Busqué y encontré que significa "riña", y ella es todo lo contrario, es muy amable y comprensiva... aunque sí tuvo un pasado con un hombre violento al parecer y además no me terminado el libro... no recuerdo qué pasa más adelante con ella. Queda la incógnita. 

Amanda era otro nombre que al principio no me encajaba porque no recordaba algo sobre ella en la Biblia ni me pareció muy relevante, y, como dice un personaje de la novela, no parece encajar mucho con quien lo lleva. Empero, acabo de buscar su significado y me encontré con esto: "La que será amada o la que debe ser amada". Lindo y encaja.


Por último (hasta ahora), me he puesto a pensar qué hubiera pasado si la novela tuviera como protagonistas a un par que no fueran tan lindos físicamente... otra habría sido la historia, si la prostituta elegida hubiera sido Fortunata, por ejemplo, y Miguel, un hombre mayor o uno no muy agraciado. Sin duda la personalidad que le imprimió la autora a Miguel, sobre todo, la considero muy importante para que pudiera resistir todo lo que venía con el matrimonio con Ángela: seguridad tanto en Dios (su buena voluntad y propósito) como en sí mismo, el no dejarse amedrentar  y no sentirse menos frente a las situaciones o a la misma Ángela. La personalidad de ella... quizá sí hubiera podido variar... no ser una víctima total como lo es la Ángela del libro (como lo dice Miguel, ella no eligió la vida que le tocó vivir... aunque supongo que eso en parte nos pasa a todos los seres humanos... pero sí hay momentos en los que podemos decidir, y Ángela, al encontrarse con Miguel, está teniendo esa oportunidad).

Cabe destacar que no he podido parar de leer la historia. No sé cómo hace la autora, pero me mantiene conectada incluso cuando no estoy de acuerdo con algunas cosas. Además, no se debe olvidar que, uno, es ficción (es solo una versión de las miles posibles), aunque esté basada en una historia de la Biblia, y, dos, es la segunda vez que leo el libro, por lo que ya sé a rasgos generales cómo va la historia y en qué termina, lo que hace que los detalles y el cómo sean lo fundamental en esta relectura.


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